lunes, 22 de agosto de 2016

Basado en Viajes Astrales

A medianoche paso de la cama a la taza del váter con la sana intención de mear. Con los ojos cerrados y la casa a oscuras tú maullas y te subes a mi regazo como cada vez que repetimos esta doméstica escena. Te huelo, te beso, los ojos apretados. En algún momento incierto me hallo otra vez tumbada en nuestra cama. Los ojos abiertos ahora y me duermo. Os explicaré que dormirse con los ojos de par en par es como dejar abierto un sarcófago. No tarda en venirme un pánico corpóreo al estómago, como sostener en el vientre una muela de un viejo molino. Mejor me relajo. Me anímo a ello...pero... es que te veo, te veo todo el rato. A mi lado. Duermes en tu fase más rara por plácida, es que te veo y por eso no puedo evitar gritar tu nombre con el silencio más sonoro que soy capaz de usar. El pánico permanece y busco tu consuelo. Sigo gritando con la boca sellada. Te veo dormir, es que te veo...Un espasmo no anunciado me escupe fuera del espejo y allí sigues, con tu respiración regular. Ahora que he traido mis ojos a este plano me pareces menos nítido. Buscaba ir liviana a otros estados de conciencia, respirar agua y volver al útero. Ahora duermo en otras galaxias y puedo admitir que soy una serpiente. Atentas!!, no confiéis en la superchería católica. Yo soy una serpiente de renacimiento, he venido a crear y rehacerme con constancia. Mi único veneno es la curiosidad  por romper las reglas y descuadrar los moldes que no se ajusten a mis escamas. En el trance perderé algunos dientes de humana y tendré colmillos de oro, venerables e indestructibles que usaré para comer fruta madura. Soy una serpiente como se me viene en gana. Retozo en el agua y vuelvo a parirme. Luego veo (ya no sé con qué ojos) que sigues arrullándome el regazo. Sé que tus bigotes gatunos son mi vara de poder.

MJE (La Rubiales en el Espejo)