domingo, 25 de septiembre de 2016

Sin corrector de estilo

Parece un pueblo tranquilo.
Atardece.
Luces moradas
crepusculares.

Callejuela helicoidal,
encalada,
adoquinada.

Giro por ella,
primer recodo,
montañas
de palomas
negras,
con los pies
atascados
en sus heces.

Vuelo corto,
unidas
al suelo
como
por chicles.

Humanos en sus
nidos-casas
estrechos,
pero tan blancos
y lavados
que dan envidía.

No tengo casa,
tengo una perra,
que me acompaña.

¿Dónde refugiarse
del frío?...
La noche es bella,
nada más importa.

Olor y sonido amable.
Todo es real y cálido.

Fundido a negro.


MJE (La Rubiales en el Espejo)

"Paloma Negra" obra de Joseree





sábado, 17 de septiembre de 2016

Alice x 4

Sus cuatrillizas se llamaban Alice. Tenían 4 años y 8 ojos azules. Alice la medio japonesa con su melenaza zahína. Alice de cabello castaño ondulado. Alice la del pelo rubio, muy corto y rizado. Alice también era pelirroja con flequillo. A papá le pintaban la cara con rotulador durante la siesta. Venganza por haberlas unificado en un sólo nombre. A mamá le gritaban que tirara ese estúpido mueble viejo y feo, tonto, absurdo, cádaver de madera. Era recuerdo familiar, pero estaba completamente vacío. Un mueble que nadie se atrevía a tocar para que la madre no llorara a cataratas. Una mole que estorbaba tapando la  poca luz que podía colarse por  la única ventana. Como cada día, cantaban: "Tíralo, tíralo, tíralo, tíralo"...así gritaba Alice en sus cuatro pequeños cuerpos..."ya no sirve, mamá, no sirve, menudo trasto!!".
La madre de Alice x 4 parecía que se lo pensaba y Alice x 4 sentía una luciernaguilla contenta en su corazón x 4 y en su mente x 4 pensando en el momento en que la ventana fuera liberada y chorreara la luz por los adentros. Papá se asomaba a la puerta del baño a ratos. Se hallaba frotándose energicamente la cara con una toalla. Alice x 4 le había pintarrajeado con rotuladores una enorme y grotesca polla peluda en la frente...
Anochecerá pronto.

MJE (La Rubiales en el Espejo)









viernes, 16 de septiembre de 2016

Cerdas, perras y mujeres

Perdimos la brújula,
somos vórtices inacabados
en los vertederos.

Sube el polvo
del camino al ojo
y lloramos
tú mucho más,
tú sollozas.

Quiero abrazarte,
pero sigo pegada
al volante
de nuestro
ridículo
y enano
coche.

Frescos desperdicios
de gran altura.
Cadáveres nuevos,
aún blandos,
olor a vida.

Perdidos por aquí,
más polvo que sol
y más calor que luz.
Nuestra "road movie" soñada.

Todo lo que veo son muertas.
Cerdas, perras y mujeres.
Amontonadas según su raza.
Parecen dormir y,
creo que van a danzar.

Dos cerdas huyen.
Supervivientes sabias.
Rayo de esperanza.

Una perra
atraviesa el camino
por delante de nuestro coche,
rodando, rodando,
con los ojos abiertos.
Pero sin cuerpo.

Las mujeres están en coma.

Cerdas, perras y mujeres,
tienen largas y serpentinas
cabelleras rubias.

Los restos de Eva.

MJE (La Rubiales en el Espejo)














viernes, 9 de septiembre de 2016

No ni ná


Está fresco el ocaso y yo ando por las ciénagas. Colarse el pie en el riachuelo, así calzado y todo...mojarse hasta más allá del calcetín. No quiero tus reproches, sólo es agua, se secará a su debido tiempo. Al borde del rio, la secuoya habladora. Me quiere arrullar por ver si me duermo un rato. Está llamándome desde su copa, tan lejana, parece una odisea llegar. Mis mocasines de charol, encima de calcetines negros de lana y chorreantes buscan cómo adaptarse al tronco. No parece que sea el calzado apropiado. Claro que sí, me agarraré con las uñas también, como hacen los felinos desde tiempos ancianos. Mitad del camino, veo unos escalones de mármol repartidos por el tronco caliente, mármol frío. Ayuda necesaria para escalar. Luz y oscuridad. Arriba estoy. Esta secuoya parece medir cien metros y el viento se agita y mueve mi acalorada y débil persona. Dónde hubo escalones hay una puerta de hierro forjado que dejando jugar sus visagras se sacude en un foxtrot. Que fuerza insólita contiene esta puerta. Qué ímpetu. Si quiero volar por encima de los bosques y llegar a donde la tierra no conoce nombres, he de tener valor. El valor de aferrarme a esta puerta como una garrapata loca y ser sacudida con ella una vez y otra, otra, otra más...En el  momento indicado soltarme para ser despedida y en ágil vuelo llegar a casa. Las voces que repetían "no podrás, no podrás" enmudecen. Y digo: "No ni ná..."

MJE (La Rubiales en el Espejo)














Obra de Esao Andrews