Sus cuatrillizas se llamaban Alice. Tenían 4 años y 8 ojos azules. Alice
la medio japonesa con su melenaza zahína. Alice de cabello castaño
ondulado. Alice la del pelo rubio, muy corto y rizado. Alice también era
pelirroja con flequillo. A papá le pintaban la cara con rotulador
durante la siesta. Venganza por haberlas unificado en un sólo nombre. A
mamá le gritaban que tirara ese estúpido mueble viejo y feo, tonto,
absurdo, cádaver de madera. Era recuerdo familiar, pero estaba
completamente vacío. Un mueble que nadie se atrevía a tocar para que la
madre no llorara a cataratas. Una mole que estorbaba tapando la poca
luz que podía colarse por la única ventana. Como cada día, cantaban:
"Tíralo, tíralo, tíralo, tíralo"...así gritaba Alice en sus cuatro
pequeños cuerpos..."ya no sirve, mamá, no sirve, menudo trasto!!".
La
madre de Alice x 4 parecía que se lo pensaba y Alice x 4 sentía una
luciernaguilla contenta en su corazón x 4 y en su mente x 4 pensando en
el momento en que la ventana fuera liberada y chorreara la luz por los
adentros. Papá se asomaba a la puerta del baño a ratos. Se hallaba
frotándose energicamente la cara con una toalla. Alice x 4 le había
pintarrajeado con rotuladores una enorme y grotesca polla peluda en la
frente...
Anochecerá pronto.
MJE (La Rubiales en el Espejo)
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