viernes, 25 de marzo de 2016

Caravanas


Es una ciudad europea. Gris. Húmeda. Las casas son misterios por resolver. Tejados a dos aguas, ventanucos donde imagino alguien que te sueña. La cuna de esta cultura hoy respira disciplina. En la plaza los adoquines han visto demasiado. Estamos instalados por Caravanas y tipis formando callejuelas. Acampada. Tiritona. Sin lágrimas. Somos multitud y de colores. Cae la tarde. Nos plantamos, cada cual en su redil, mirando el televisor. No tenemos comida pero sí aparatos. Nos adormecen con programas jocosos. Inútiles para el alma. Necesarios para matar los instinstos. La supervivencia está en coma. A estas alturas...¡¡¡claro que nos reimos!!!...si parecemos un coro celestial acompasado. Sabes que la risa no diferencia idiomas. Practicamos acupuntura en nuestros pies descalzos. Ahora el empeine, luego el talón, entre los dedos más tarde. Es relajante el amor por las agujas. Me Duermo. Al despertar, tú te has ido... amor mío. No está nuestra minúscula caravana. Otros muchos ya marcharon y quedan pocos recogiendo sus bártulos de pobres hacia la partida. Te busco sin suerte. Te has llevado mis zapatos. Mis pies pisan un suelo chorreante y extraño. Pero las agujas permanecen clavadas recordándome que es mentira lo que se promete. La promesa era esta: "volverás a buscarme y conseguirás explicarnos toda este inmundicia que llamamos humanidad".

























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